El parate de las actividades en la Argentina está provocando consecuencias graves y que se vislumbran como duraderas en casi todas las industrias. Salvo pocas excepciones, prácticamente no existen sectores en los que no se aprecie una baja generalizada en las transacciones y movimientos.
El confinamiento en los hogares, la suspensión de la actividad escolar, la casi nula posibilidad de moverse de un lugar a otro y otros ejemplos que ahora forman parte de la vida diaria, son el reflejo de la crisis comercial que se experimenta en nuestro país, como en el resto del mando, debido a la llegada del Covid-19 y las medidas de prevención sanitarias, tomadas por el Ministerio de Salud de los distintos estados.
No sorprende entonces que, en junio del 2020, toda la actividad económica haya retrocedido en un 6,6%, con respecto a igual mes del año pasado. Números alarmantes. Incluso, en otros rubros, el descenso fue mayor. Precisamente, la construcción duplicó estos resultados. Bajó un 14,8% en el mismo período, de acuerdo a datos suministrado por el organismo oficial, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Más allá de las estadísticas duras, los protagonistas coinciden en esta panorama. En el tradicional corralón, El pimpollo, coinciden con este pronóstico y reconocen que las actividades han descendido bruscamente en los últimos meses. Esta situación inesperada, hasta para los cerebros más apocalípticos, ha provocado una cadena de inconvenientes y daños en varias industrias conectadas, en forma directa o no, con esta área.
Y es que, sin duda, la construcción es uno de los sectores en los que se refleja el panorama general de toda la economía en sí. Al estar relacionada con prácticamente todas las zonas de la actividad permite a sus vez vislumbrar la situación de otras industrias.
Por ejemplo, cuando el comercio aumenta, también lo hacen las refacciones, las reparaciones o los cambios estéticos, pues suponen inversiones que buscan incrementar las venta y captar más clientes. Una compañía que se expande y crece, probablemente requerirá de estos servicios. Así como un restaurante puede remodelar o cambiar el diseño de las instalaciones, un interesado particular puede decidirse a realizar esa modificación en la vivienda que tenía postergada desde hace tiempo.
Se puede decir que la construcción es un termómetro de la actividad económica en general, ya que da cuenta de la situación estructural de muchas actividades. A su vez, grandes marcas y fábricas que funcionan como proveedores de otras, interconectan esta red, volviéndose un círculo beneficioso -o no- para todo el ecosistema.
En
efecto, existen grandes proveedores y compañías que se sirven de esta demanda,
como puede ser una fábrica de grifería líder, que ofrece a corralones o centros
de distribución de insumos, (en este enlace https://www.elpimpollo.com.ar/fv/ información sobre una de las
más conocidas). Todos estas empresas de renombre y marcada antigüedad en el
sector, también ven afectados sus negocios. Por eso, la inversión o las
políticas que puedan implementarse en está área es siempre una estrategia
eficaz a la hora de activar el comercio y la industria de una país.